Texto: DAVID MELÉNDEZ
Fotografía in situ: JULIO RAZO
Una noche de Día de Muertos al lado de Hot Chip, posee su encanto excepcional.
Sí, el ahora septeto para el formato en directo —incluido el gran baterista Alexis Taylor, que hace notoria su presencia y marca inconfundible diferencia para el sonido en vivo de la banda—, saltó al escenario del BMLS Showcenter maquillado a la entera usanza de los catrines, bastante ad hoc para las celebraciones del tradicional Día de Muertos mexicano. Ellos se la pasaron bomba y el público ni se diga, ante semejante empatia visual.
Desgranaron seis temas de su más reciente placa, A Bath Full Of Ecstasy (2019), que marca su regreso a la actividad formal de los conciertos y la música tras un descanso de cuatro años. La historia dice que dicha vuelta a la vida, se debió a la buena química de trabajo que tuvieron en su colaboración junto a Katy Perry para su disco Witness (2017). Vaya, un par de canciones más, «Echo» y «Spell», terminaron en su nuevo álbum aunque fueron en un principio trabajadas junto a la intérprete californiana. Además, hilvanaron algunos hits muy queridos de su repertorio y se lucieron de forma totalitaria en momentos más introspectivos, como en «Clear blue skies», excelente nueva pista de balance crepuscular y atmósfera dramática, la cual fue elegida para iniciar el encore de la noche, cuando ya habían pulverizado el escenario en diversas ocasiones.
Y es que cada miembro de Hot Chip, es un torbellino que gira y avanza con vida propia. Desde la inconfundible presencia de su líder y vocalista principal Alexis Taylor (que lució impoluta sudadera negra con un estampado frontal del esqueleto de una caja torácica en colores altamente fosforescentes), y pasando por la dupla estrambótica de Owen Clarke y Al Doyle (el primero siendo una máquina de baile frente a sus teclados y el segundo un saltarín nato que se cambiaba de forma ágil y versátil de la guitarras al bajo, y del sintetizador a las percusiones), todo en esta banda británica es energía pura. Vaya, sus directos son un tipo de raves con detalles de instrumentos orgánicos y la gracia del vaivén. Máxime ahora con A Bath Full Of Ecstacy, que los regresó a los escenarios con bríos fuera de borda.
Uno de los puntos álgidos de la noche, fue sin lugar a dudas el encabalgamiento de «Hungry child» con el clásico de su segunda placa The Warning (2006), «And I was a boy from school». Eso sí, ésta última en formato más dance, con el beat electrónico dando tumbos y maromas, para luego recalar en la ensoñadora «Spell», una de sus nuevas canciones que es una hamaca imposible de no disfrutar con sus ligeros repiqueteos synthpop. En lo que respecta a dos de sus cortes más queridos, tanto el «Over and over» como la trepidante «Ready for the floor», fueron interpretadas con una enjundia propia de cualquier cacería o persecución, pues hubo instantes de descanso y de caída libre, con ritmos enfatizados y con el ánimo de inyectarles nuevas vitaminas electrónicas a su estructura original.
Antes del encore, hubo un momento especial con otro de los nuevos temas, «Melody of love», cuando Taylor le pidió al público que levantara las manos extendidas y las movieran en el aire al ritmo del coro. Y para el final-final, que ocurrió con «I feel better», llegó una piñata que fue prácticamente desmembrada poco a poco entre todos.
Así, Hot Chip cumplió de nueva cuenta (y a lo grande) con todo su público tapatío.