*A menos de un año de su última visita, los estadounidenses volvieron a Guadalajara para estremecer la Arena VFG
Es de esperarse el tráfico desenfrenado en la carretera a Chapala y asimilar que no vas a alcanzar a llegar, pero cuando se trata de encontrarse con una de las bandas que han revolucionado el rock a nivel mundial, y la vida de miles de personas, eso pasa desapercibido y hasta llega a ser placentero.
Sí bien la entrada al recinto fue demasiado organizada, sorprendió que el estacionamiento fuera gratuito y, aunque se notó que la gente había madrugado para impedir que el cúmulo de vehículos estropearan su llegada, pasadas las 19:00h, el lugar comenzaba a aglomerarse.
Después de que White Reaper, la banda abridora que sirvió para calentar los motores en un recinto que aún se mostraba en un 50% de su capacidad, las afueras de la Arena VFG era todo un picnic, el cual lucía por la gran oferta de comidas y bebidas, tal cual jardín en un domingo cualquiera.
De pronto, dan las 21:15h y la gente comienza a correr, el escenario muestra la vigencia de Imploding The Mirage, y “Los asesinos” se empiezan a asomar, tomando cada uno sus posiciones y empezando a ejecutar. Suena la voz de “My own soul´s warning”, la ya acostumbrada iniciadora de la noche. Ahí está Brandon Flowers, el cantante vuelto príncipe, portador de la elegancia en blanco y negro, caminando lentamente, cuando de repente, de manera sorpresiva, se convierte todo en una lluvia de confeti y la energía comienza a desbordarse.
El “Enterlude” a piano del viejo Sam´s Town nos introduce en su orden habitual a “When you were young”, siendo el primer par de clásicos que retumban los oídos, con un sonido potente… “¡Qué onda, tapatíos, si estás buscando rock and roll, estás en el lugar correcto”, son las primeras palabras que Flowers emite con su español, demás característico.
“Jenny was a friend of mine” trae de vuelta a la apertura del entrañable Hot fuss acompañada de la reflexiva “Smile like you mean it”. Suena un “Shot at the night” mostrando el tesón de los veganos junto a “Running towards a place”.
El graderío está a tope, el ruedo se mantiene a la mitad, eso permite desplazarse cómodamente y observar el espectáculo desde cualquier ángulo, el cual prosigue con la desesperanzada “Just another girl”, y la segunda emisión en castellano de Brandon al terminar “Muchas gracias”.
El “Spaceman” está en todo su espacio, de pronto se anuncia el viejo letrero “Welcome to fabulous Las Vegas Nevada”, que introduce a “Somebody told me”, el primer hit de su álbum debut, que demuestra la vigencia del mismo, y se adorna del baile coordinado en la tercia de coristas y el vaivén de Flowers por todo el escenario.
La esperanza se retoma con “Be still” que se envuelve en una asombrosa arena llena de luces. “The way it was” es la primera del Battle born, en donde un “Guadalajara, Jalisco, everybody” enciende a todos, y el líder del conjunto asesino comienza a presentar uno a uno a los ocho músicos que le acompañan, destacando el brillo de Dave Keinung en la guitarra principal, y de Ronnie Vannucci Jr. en la batería, sus viejos aliados de batalla.
“Boy” fue el último lanzamiento de los estadounidenses que ya forma parte del setlist y se hace notar entre The Victims, como es conocida su fiel legión de fans. “The getting by II” es una acústica que interrumpe de forma asertiva el espectáculo y nos conduce a una serie de imágenes entre caballos y charreadas. “A dustland fairytale”, que hicieran featuring con Bruce Springsteen suena como un corazón palpitante a gran velocidad, mientras que “Runaways horses”, el otro featuring con Phoebe Bridgers regresa a la calma. “Runaways” se acomoda perfectamente con “Read my mind”, formando una dupla de firmeza.
La pantalla hace alusiones a la vida nocturna de Las Vegas y el “corito” de “Dying Breed” se vuelve unísono, aquí es donde Flowers hace gala del porqué es un frontman único en su género, que no ha dejado de guiar y logra adentrarnos en su show.
Sorpresivamente “Caution” no cerró, pero los fuegos artificiales que se disparaban en la parte trasera volcaron todo a un festejo, creando una atmósfera estética fuera de serie, culminando la noche con “All these things that i´ve done” como ya es costumbre.
El símbolo de infinito fungió como fuerte del cantante y de su sintetizador, de pronto el David de Miguel Angel se proyectó para dar el encore con “The man” y al terminar proyectar, en mayúsculas, la leyenda “HUMANOS”, y obviamente entonar “Human”, volviendo todo una unidad en canto y baile, para rematar de manera triunfal con el legendario “Mr. Brightside”, sin dejar duda de la garantía y el poderío que tienen The Killers en escena.
Texto: Eduardo Roel Ilustraciones (no permitieron fotógrafo…otra vez): Luis Gómez Sandi «Lags»