*Un recorrido por sus más emblemáticos temas y colaboraciones, fueron el sazón perfecto para una noche llena de ritmo y catarsis
El telón dio apertura a las 21:10 horas. Unas luces traseras rojas, en hileras verticales, y un combo de seis músicos, fueron el punto de partida para una noche llena de sabor y romanticismo, en la cual destacó la entrega del público que ovacionó la entrada del argentino quien, vestido de pantalón gris, camisa atigrada y botines, saltó al escenario para regalarnos “Sueños”, aquella canción que interpretó junto a la mexicana Julieta Venegas, y “Abriendo caminos”, dúo realizado con el dominicano Juan Luis Guerra.
“Andando” y “Hoy” remataron el opening para que el argentino se dirigiera: “Buenas noches, México, buenas noches, mi querida gente de Guadalajara, ¡¿cómo están?! Los teníamos abandonados”, con la afirmación de los presentes al regreso del cantante, quien reflexionó sobre la difícil era pandémica y entonó como símbolo de catarsis “Amanece”, tema que hiciera a tercia con Macaco y Jorge Villamizar de Bacilos.
“Que no me pierda” y “Puedo ser yo” continuaron la velada, antes de dar paso a “Usted”, versión del consagrado MTV Unplugged junto al también bonaerense Vicentico, líder de Los Fabulosos Cadillacs, poniendo pausa con “La última noche”.
“¿Cómo están, Guadalajara, no me trajeron algo de Tlaquepaque? Vieran lo que me costó pronunciar esa palabra”, entre otras bromas, mostraban la cercanía y la simplicidad con la que el comandante guiaba el recital, llegando al clímax con el viejo clásico de Joan Manuel Serrat, “Penélope”, que popularizara en los noventas y que se ha convertido en un himno propio.
Una sarta de aciertos y desaciertos, entre el sexo masculino y el sexo femenino, desembocaron en “No lo soñé”. Mencionó que las canciones son un puente de vida y de comunicación que nos llevan a lugares insospechados, antes de entonar su representativa “Color esperanza”, convirtiéndola en un coro monumental, que cambió las percusiones y la batucada por un acertado Jazz.
“Este corazón”, hit que hiciera a dueto con el colombiano Fonseca, fue la siguiente ejecución, tal pareciera que el set list se conformará por sus mejores colaboraciones y que sirviera para presentar a su banda integrada por la peruana Gisella en la batería, los cubanos Alexander en los teclados y el saxofón, Carlos Huerta en la trompeta, Michel en los teclados, Yadam en el bajo y en la dirección musical, así como el guitarrista chino-cubano Mezam, quienes hicieron de la velada una delicia cargada de emociones.
“Tratar de estar mejor”, “Déjame estar”, en la que destacó un rap en la voz de Alexander; “Por ti yo iré” y “Donde van”, proseguían, demostrando que Torres no es artista de una sóla pieza. Cuando sonó “Hoy es domingo”, que cambió a Rubén Blades por la voz, de nueva cuenta, del tecladista y saxofonista Alexander, todo se tornó festivo, predominando el baile y las vueltas en el escenario.
Eran las 22:30 horas y el escenario quedó vacío, convocando al infaltable “¡Oé, oé, oé, oé, Diego, Diego!”, que regresó con su bajista, pero ahora en la guitarra acústica, para regalarnos la noventera “Sé que ya no volverás”, cruzando el “Atlántico a pie” y “Tal vez”, antes de regresar a su soporte sonoro completo y culminar la velada con “Un poquito”, que puso el broche de oro para que Torres emitiera “Viva México, cabrones”, posando para la foto final y despedirse, “Muchas gracias, buenas noches, hasta la próxima, que no pase tanto tiempo”, y así cerrar el telón que dio apertura a una noche para recordar.
Texto: Eduardo Roel Fotos: Luis Gómez Sandi «Lags»
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