*The Killers cautivaron a casi 30 000 seguidores con su triunfal regreso a Guadalajara en el Estadio 3 de Marzo.
El 1o de mayo, el Estadio 3 de Marzo revivió muchas de sus glorias pasadas. Si bien el fútbol de Primera División pasó al baúl de los recuerdos y los grandes conciertos de antaño sólo son leyendas dignas de su libro de historias, el domingo pasado volvió a ser un recinto asediado y concurrido por el esperado regreso de The Killers, que concretaron su cita con el público tapatío luego de cuatro años de ausencia.
Desde muy temprano, cientos de seguidores se dieron cita para hacer fila bajo las inclemencias del tiempo con el fin de colocarse en una posición privilegiada en la zona de cancha. Conforme la tarde fue avanzando, el caos circundante comenzó a hacer mella en la movilidad. A las 17:00 hrs. cuando se abrieron las puertas, la aglomeración se esparció un poco en la amplia explanada empastada que los asistentes recorrieron en busca de los túneles de acceso. Una vez ahí, predominó el desconcierto: la inexistente numeración, las indicaciones confusas, pasillos atestados y el sol intenso pegando de frente para el que darle la espalda, lucir los lentes oscuros, taparse con el sombrero y hasta el bloqueador solar de marca francesa y factor de protección 50 eran los únicos recursos de defensa pusieron a prueba la resistencia de seguidores y asistentes casuales.
Al cuarto para las ocho, cuando ya el riesgo de insolación había amainado lo suficiente y los vendedores de cerveza eran asediados como aguadores en el desierto, los californianos de Dawes se apoderaron del foro y abrieron la escena musical para prender el ánimo de los ansiosos espectadores.
Cerca de las nueve de la noche, la oscuridad imperó en el ambiente nítidamente salpicada de celulares y gritos de algarabía. Ya era un hecho, al amparo de un escenario iluminado con intensas luces moradas The Killers rompían su prolongada ausencia con los acordes de «My Own Soul´s Warning» y «Diying Breed» .
Visiblemente emocionado, Brandon echó mano de su español para saludar a la audiencia: «Qué onda, tapatíos. Ha pasado mucho tiempo pero aquí seguimos. Esta es la última parada. Los extrañamos y los amamos» Apenas se asomaban los primeros acordes de «Bling» cuando remató la bienvenida entonando brevemente «Por tu maldito amor» homenajeando a Vicente Fernández y alborotando corazones sin piedad.
Entre luces, humo y lluvia de confeti, la noche avanzó a la par de grandes temas como «Smile», Shot at the night», «Runing towards a place» y «Mister Brightside» el primer gran éxito de la noche que hizo reventar hasta las gradas.
Siguieron «Somebody told me», «Fire in bone» y «Shadowplay» cover con el que hicieron presente a la emblemática banda Joy Division. «¿Seguimos enamorados» preguntó Brandon a un público que asintió enardecido y se siguieron con «The way it was», «Runaways» y «Read my mind», otro éxito que fue coreado al unísono por un público por demás entregado a los de Las Vegas.
Con más de hora y media de concierto, un incansable despliegue de talento de Brandon, Ronnie, Dave y Mark, vinieron los éxitos más esperados, las cerezas de un pastel llamado «The Mirage Tour» que tuvo que permanecer dos años más en el horno a causa de la pandemia pero que, así como los buenos vinos, mejoró su sabor y «Reasons», «When you were young», «Spaceman», «Human» con todo y sus mensajes escritos en pantalla fueron la prueba definitiva. El estremecedor canto a una sola voz de los miles de seguidores en el estadio, alumbrados esporádicamente por los reflectores, sin duda llegó a lo más profundo de la banda pues el vocalista agradeció con todo y reverencias este singular recibimiento.
«Gracias por su cariño, su bonita vibra y gracias por sus apapachos», externó en español Brandon Flowers antes de cerrar la noche con «Jenny» y «All these things» en medio de una tormenta de confeti, serpentinas tricolores, laser y juegos de luces espectaculares sellando una noche de amor mutuo entre la banda y los tapatíos que, de vuelta a la realidad, les esperaba una larga travesía para llegar a sus casas, tomar algún taxi, dirigirse a los carros y enfrentarse al imponente tráfico de la ciudad eso sí, ahora con una sonrisa, entonando una canción y recordando para siempre otro memorable reencuentro.
Texto, fotos y videos: Luis Gómez Sandi «Lags»