*El Columpio Asesino puso el broche de oro como cierre a su extensa trayectoria y una despedida triunfal
El pasado domingo 13 de octubre, la semana concluía ¿o comenzaba? para muchos, pero para El Columpio Asesino se trató de un final con Guadalajara, siendo en el Guanamor Teatro Studio donde la banda española, que ha acompañado a varias generaciones, ofreció un espectáculo que quedará grabado en la memoria de sus fans.
El recinto se iba llenando lentamente, ocasionando el ligero retraso en el inicio del show, algo que valió la pena. Alrededor de las 19:20 horas las luces se apagaron y se escuchó el inconfundible intro que dio pie al ritmo de «Babel», seguido de «La lombriz de tu cuello» y «Ballenas muertas en San Sebastián» pusieron en movimiento a todos los presentes, sin pausa alguna. Tras ello, Cristina Martínez tomó la palabra para saludar al público. Sonriendo, recordó que les habían advertido sobre la fama de los tapatíos como un «público difícil», pero que ellos «vinieron a matar». La complicidad entre los músicos era palpable, creando una atmósfera de camaradería, discretamente se notaba la comunicación entre ellos en cada canción. Las voces bajo el escenario no paraban de cantar canciones como «Escalofrío», «Entre cactus y azulejos», «Ye Ye Yee» o «Your man is dead; que circularon en el aire como parte del setlist preparado para esa noche.
Con la gente extasiada, la noche y la comunicación no estuvo exenta de imprevistos, donde tras sonar los primeros acordes de «La marca en nuestra frente es la de Caín», hubo un pequeño desfase en los tiempos, así como en el audio de una de las guitarras que no estaba a tono, causando que la canción se detuviera en totalidad. Sin perder el ánimo, Cristina se disculpó y recordó que son humanos, haciendo mención a que esto suele ocurrir en los conciertos; posteriormente nombró a Álbaro (Arizaleta), solicitando la pauta para confirmar que todo estaba arreglado y continuar, provocando de inmediato entre la gente, risas, aplausos y que corearan el nombre del músico. La banda lo tomó con humor, riendo y haciendo chistes entre ellos, creando un vínculo mayor con el público, quienes desde ese momento, seguían aludiendo a él para confirmar y darle ánimos.
La magia de la noche seguía, aparecieron también «Sirenas de mediodía», «A la espalda del mar», «Huir», «Preparada», entre otras. Este listado fue un recorrido por la discografía de El Columpio Asesino, incluyendo grandes éxitos. Tras esta tanda, se despiden de sus fans que esperaban más, por lo que para complacer y cumplir con este ritual de corear «otra, otra, otra», la música continúa.
Este nutrido encore lo vemos arrancar con «Cenizas» y «El destacamento», donde bajista y tecladista intercambian lugares en los instrumentos, mostrando la versatilidad que tienen. Posteriormente y bien planeado, aparecen más canciones icónicas: «Corazón Anguloso», «Diamantes», «Perlas», «Floto», otorgando el clímax de la velada con «Toro».
Al concluir el show, la banda se despidió visiblemente agradecida, por la energía, tiempo y recibimiento recibido, borrando esa imagen con la que les hicieron creer de Guadalajara, y confirmando la promesa hecha al inicio… vinieron a matar. Como gesto especial hacia los fans, parte del staff salio a regalar varias copias del setlist que suelen coleccionarlo y que generalmente se quedan con las ganas de ello por lo limitado del documento.
Una vez concluido todo, muchos de los asistentes permanecieron todavía con la vibra en alto, cantando, bailando y compartiendo su sentir con amigos y personas aledañas; muestra de la gran y profunda huella que El Columpio Asesino dejó en su corazón.
Texto: Roy Arce Fotos: Diego Rodríguez