*Un cartel poderoso encabezado por los Ángeles del Infierno, hizo cimbrar al recinto de la Calzada Independencia
La noche del sábado 3 de febrero Guadalajara fue testigo de la unión que existe entre las bandas de metal del país, en un festival que tuvo como headliners a los Ángeles del Infierno, quienes tan sólo a cuatro meses de haber visitado tierras tapatías, regresaron para enfrentarse a una legión masiva de metaleros, en una noche que destacó por la ausencia de luz y el protagonismo de la oscuridad.
Desde las 19:00 h, se dio el ingreso para que los metaleros de todas las edades comenzaran a aglomerarse, en un recinto que lució a la perfección como hace mucho no se veía. Playeras oscuras, chamarras de piel, atuendos góticos y botas negras, ornamentaban las afueras del Parque Agua Azul.
La puntualidad fue un ingrediente perfecto para que el recital no se hiciera pesado, pues, en punto de las 20:00 h, Anabantha ya se habían trepado a la tarima con su rock gótico, fungiendo como anfitriones de la velada, mientras el Agua Azul todavía albergaba una larga fila en sus afueras.
Sorpresa para muchos fue el segundo turno del cartel. Los legendarios de Transmetal comenzaron a emitir su thrash death-metal apropiándose del recinto, recibiendo una favorable respuesta inmediata tras varios años de ausencia.
Cemican se hizo notar por el performance evidenciando su admiración por la cultura prehispánica y dándole un giro a la velada con su estilo folk–metal, logrando una gran ovación para quienes los desconocían.
El siguiente turno fue para los obregonenses de Khafra, quienes ya apunto de cumplir 40 años, dieron cátedra del buen heavy metal que se hace en el país, sin dejar de mencionar la participación del bajista Carlos Avilez, quien se llevó las palmas por el gran legado que ha dejado en el rock tapatío.
La noche continuó y aunque las participaciones eran cortas, Megatón, quienes en octubre pasado le habían abierto a los Ángeles en su última visita, fueron pieza clave para que el ambiente fuera en ascenso y así recibir a Tragic Ballet, dando el broche final para todas las bandas mexicanas.
El clímax de la noche fue cuando se apreció a Juan Gallardo en la parte trasera del escenario, encendiendo a la multitud que los esperaba con ansias y muchas ganas de rockear. Dieron las 23:00h, y el intro de “Todos somos ángeles” comenzó a sonar, ya con una Concha Acústica casi a tope, encendida para una noche de ansiados clásicos. “Sombras en la oscuridad” “Rocker”, “Prisionero”, “No pares” y “Vives en un cuento”, domaron inmediatamente a los presentes, quienes entonaron uno a uno dichos temas que ya son dominio del catálogo de los españoles.
“Pensando en ti”, su balada power por excelencia y la melancolía en “Si tú no estás aquí”, apaciguaron un rato el slam que estaba cimbrando a la Concha Acústica, pero que de igual manera hicieron que retumbara al entonarse en una sola voz.
Proseguía el ritual satánico con “¿Dónde estabas tú?”, “Diabólica”, “El principio del fin” y la rebeldía de “Con las botas puestas” y “Dando por detrás”, acercándose al pop en “Nada que perder”, pero regresando al smosh con “Fuera de la ley”.
Los Ángeles supieron organizar el setlist, mezclando rolas tranquilas como “Jugando al amor” con otras aceleradas, entre ellas “Joven para morir”, “Héroes del poder”, “Condenados a vivir” y “Sangre”, antes de llegar a la cúspide del concierto para despedirse con “Al otro lado del silencio” y el himno imprescindible de “Maldito sea tu nombre”, dejando sedientos de metal a quienes se negaban a abandonar al recinto.
Texto: Eduardo Roel. Fotos: Salvador Tabares