*La agrupación mexicana, fundada en la Ciudad de Guadalajara en 1995, hizo un doblete histórico las noches del viernes 15 y sábado 16 en el C3 Stage
La Barranca ya es una banda consagrada y respetada dentro del rock mexicano de culto. Su extensa discografía, convertida en talleres labrados por múltiples instrumentistas, ha dejado un legado indestructible para la memoria de quienes los defienden a capa y espada, teniendo que realizar dos fechas en Guadalajara para poder dar repaso a tan exquisito bagaje sonoro.
No pudo haber una mejor elección que el acertado C3 Stage, dos llenos a tope, dividiendo la discografía, entre cinco álbumes por día. El viernes, la Tempestad, El fluir, Piedad Ciudad, Lo eterno y Entre la niebla; ante más de dos decenas de canciones y cientos de gargantas dispuestas a desgarrarse en cada una de ellas.
El escenario ya lucía con la leyenda de La Barranca en la pantalla trasera. A las 21:00h, la luz roja iluminaba y daba entrada a Ernick Romero (bajo), Yann Zaragoza, (teclados), Abraham Méndez (batería), Jorge Chacón (guitarra) y a su líder José Manuel Aguilera (voz y guitarra principal), quien, de gafas e indumentaria oscura aperturaba con “El fluir”, entre imágenes de carreteras iniciando el viaje por las siguientes dos horas. “Ser un destello” y “Al final de la playa”, antecedieron al discurso de Aguilera, quien agradecido dirigió “Qué bueno que están aquí para cerrar el año con La barranca, traemos un montón de música preparada”, continuando con “Astronomía” y “El velo”, después de comentar que tenían más de 20 años sin tocarla.
Los visuales eran pieza clave en cada una de las canciones. “Nada tiene paz”, “En el fondo de tus sueños”, “Una tarde en la vida” y “Posiblemente imposible”, sonaron ante el pasmo del cúmulo de barrancos que no dejaban descansar ninguna de las entregas de principio a fin. Lo Fender es característico de la agrupación y en “Indestructible” le rindieron honores, emigrando a Lo eterno con “Manos”, en las teclas de Yann Zaragoza.
“Entre la niebla I”, “Zafiro” y “Hendrix”, que cambió su final por el de “Purple haze”, fueron parte de la selección. Aguilera se dispuso a quitarse el saco para lanzar la “Flecha” y sacar una pieza instrumental de su Yendo al cine solo en “Como si fuera tolteca”, cerrando la primera parte del show con “Lengua del alma”, despidiéndose: “Público tapatío, los amamos, este concierto es resultado de muchos que hemos hecho aquí, no se puede explicar la historia de La Barranca sin Guadalajara”, poniendo fin con “Cuervos” y dejando que imploraran su regreso.
El encore fue bastante sorpresivo, empezando con “Brecha”, el tema inédito “Intacta” y la presencia de dos tapatíos muy queridos en la escena del rock nacional, Sara Valenzuela y Gerardo Enciso, para entonar “Día negro”, no sin antes dejar que “Los muertos” pusieran el broche de oro a tan esperada velada. El sábado la historia sería diferente…
Tras un concierto majestuoso y un derroche de maestría musical con guitarrazos inolvidables, el sábado 16 se selló el dueto de sold out en el concierto de fin de año en la ciudad. La Barranca, con su emblemático logo de fondo, tomó el escenario del C3 Stage después de las 21:00 h, llevando a los fans a un viaje a través de su discografía donde los fans — algunos que repetían su asistencia — entonaron junto a José Manuel Aguilera cada tema de los preparados donde ahora el repaso fue con El fuego de la noche, Rueda de los tiempos, Denzura, Providencia, Eclipse de memoria y Entre la niebla, en una velada más «relajada» en estridencia.
Abriendo con «Flores de invierno» y ese tan ad hoc comienzo que dice «Llega diciembre, el año se va. Es un principio que anuncia un final»; le siguió “Animal en extensión“, “El síndrome“ y “El Alacrán“. Una curaduría exquisita a tan grande cantidad de éxitos en su carrera.
Los visuales acompañaban y en total coordinación con lo interpretado. Aguilera y compañía se notaban concentrados y alegres, dueños del lugar. Donde el vocal aprovechó en varias ocasiones para agradecer y estar en comunicación directa con sus seguidores; atendiendo a esta tradición de ya hace algunos años, de despedir el año cual si fuera una posada rockera.
“Sueño de orquídea“, “Una nota que cae“, “La fuga de Rubén“, fueron rescatadas con maestría, demostrando el dominio del grupo en el escenario.
El calor en el lugar aumentaba con éxitos como «Estallido interno» y «La rosa», «En cada movimiento», «Mascara de relámpago» y más, los solos no faltaron, dando más sabor. Dos encore para dar oportunidad a tomar aire y seguir cantando. «Quémate lento» apareció también y el cierre impactante con su canción más icónica, «Día Negro», esta vez sin invitados, revelando la esencia original de la banda. Una noche para recordar, donde La Barranca demostró una vez más por qué son puro éxito.
Texto : Eduardo Roel / Roy Arce Foto: Salvador Tabares