*El cantautor dominicano Juan Luis Guerra, acompañado por sus icónicos 4.40,hizo del Auditorio Telmex un deslumbrante santuario de energía tropical
Con su inconfundible mezcla de merengue, bachata y diversos ritmos caribeños, Juan Luis Guerra y sus 4.40 desplegaron el enérgico derroche de talento, energía y candor que tanto esperaban los tapatíos desde que se anunció su regreso a los escenarios con la gira Entre mar y palmeras. Luego de un armionioso ritmo a cargo de su inseparable banda y un recorrido visual de la carrera del cantautor, Guerra se hizo presente en el escenario al compás de «Rosalía» y «La travesía», al final de los cuales saludó afectuosamente a la concurrencia: “¡Qué alegría estar en Guadalajara! Ustedes son el corazón de esta fiesta”, arrancando la algarabía generalizada de más de seis mil asistentes que, entre ovaciones y aplausos, puso a vibrar la atmósfera.
La insignia del encuentro fue la perfecta combinación de nostalgia y frescura que mantuvo al público con los ánimos a tope. El desfile de éxitos como «El Niagara en bicicleta», «Como yo», «Para ti» o el medley que integró en un sólo momento temas icónicos como «Estrellitas y duendes», Muchachita linda», «La hormiguita», «Bachata en Fukuoka», «Que me des tu cariño», «Mi bendición» y las que lo lanzaron al estrellato unviersal «Frío, frío» y «Burbujas de amor», también se alternó con el derroche de talento musical por parte de los 4.40 con «Tú» y «Como abeja al panal».
Juan Luis Guerra se dio tiempo para reflexionar sobre la importancia de la música como un medio de unión: “La música nos conecta, nos hace soñar y nos llena el alma. Estoy aquí gracias a ustedes, porque cada nota y cada verso cobran vida con su energía”. También se tomó un momento para hablar sobre su amor por México, resaltando la riqueza cultural y musical del país. El espectáculo, parte de su gira Entre Mar y Palmeras, fue un éxito rotundo y dejó a los asistentes con ganas de más, esperando con entusiasmo la interpretación de “A pedir su mano”, un momento culminante de la noche que desató una ola de emociones. Además de la música, la producción visual que acompañó a cada interpretación ayudó a conformar una experiencia sensorial inolvidable con la que Juan Luis Guerra y sus 4.40 reafirmaron su lugar en el corazón de la música latina y dejaron a Guadalajara esperando su próxima visita.
Se hicieron presentes más grandes clásicos como «El costo de la vida», «Mambo 23», «El farolito», «Ojalá que llueva café», así como temas de su más reciente álbum, entre los que el dominicano aprovechaba para dejar en claro qué tan entusiasmado se encontraba con esta gira y su escala en Guadalajara «Cada canción es un viaje, un recuerdo compartido«, declaró el artista y enfatizó «Cada vez que vengo a Guadalajara, siento que vuelvo a casa. Ustedes me sorprenden con su amor y energía«. Su conexión con el público fue evidente, ya que muchos asistentes cantaron al unísono, creando una atmósfera mágica.
«Las avispas» marcó la despedida, pero ante el clamor público, la banda regresó para concluir, echando la casa por la ventana, con «A pedir su mano», «Bachata rosa» y «La bilirrubina», que cerró la noche en medio de una lluvia de color y algarabía.
El repertorio combinó ritmos de bachata, merengue y pop latino, manteniendo a todos en movimiento durante más de dos horas. Con su carisma y talento, Guerra demostró por qué es uno de los referentes más importantes de la música latina, dejando una huella imborrable en los corazones de los presentes.
Texto y fotos: Luis Gómez Sandi «Lags»