*¡Cuba llegó a Guadalajara! Eliades Ochoa, miembro del Buena Vista Social Club puso bailar al Teatro Diana con su candente son cubano directo de la serranía
La noche del domingo 22 de septiembre, el Teatro Diana se puso de fiesta con el imbatible son cubano de Eliades Ochoa y los músicos que le acompañaron como parte del Guajiro Tour. Con un concierto de casi dos horas de duración, el maestro de la guitarra y el son, transportó al público a las calles de su natal Cuba.
Acompañado de un quinteto de músicos, Ochoa desplegó un repertorio que recorrió los momentos más emblemáticos de su carrera. Desde los clásicos como «Chan Chan» y «Guantanamera» hasta temas menos conocidos, el cantautor cubano puso a bailar a un público multigeneracional, en el que predominaban los seguidores que crecieron escuchando al Buena Vista Social Club.
Tras un intro instrumental, el guitarrista se incorporó con al escenario para dar inicio oficialmente a la velada con «Soy guajiro». Con su inconfundible estilo, el caribeño no sólo interpretó canciones, sino que compartió historias y recuerdos que arrancaron sonrisas y aplausos al terminó de cada tema. Entre anécdotas y bromas, dejó claro que esta no sería una noche cualquiera. “No son buenas noches, son buenísimas noches”, comentó, agradeciendo a todos los asistentes por dedicar su tiempo y su compañía. Además explico que cada canción lleva un mensaje, como en «Creo en la naturaleza» con su mensaje de amor y respeto a la misma o en tono más jocoso en «Ando buscando una novia».
Con el paso de la noche, el público respondió con entusiasmo, con gritos que hacían alusión a que Eliades ya era mexicano, peticiones de algunos éxitos e, incluso, con el cuerpo cuando una multitud se puso de pie para bailar al ritmo de los sones y las guarachas, contagiando su alegría al resto de los asistentes, invadiendo los pasillos del teatro para tener más espacio y mostrar sus mejores pasos. Incluso el músico, compositor y escritor José Fors, conocido por ser vocalista de las bandas Cuca y Forseps, disfrutó del encuentro entre el público y saludando a algunos fans antes del comienzo del show.
“Píntate los labios, María”, “Se soltó un león” y “El cuarto de Tula” pusieron a prueba la energía de los presentes por parte del conjunto de músicos integrado por teclados, contrabajo, trompeta, percusiones y guiro, que acompañaron magistralmente la voz afable del guitarrista, creando un ambiente que oscilaba entre la nostalgia y el júbilo.
Las palmas resonaban al ritmo de los acordes y sonidos que se elevaban como un eco de la vieja Habana. Eliades, consciente del poder de la música para unir, recordó sus días de infancia, cuando, en su natal Cuba, despertaba con la radio escuchando mariachis y rancheras mexicanas en los programas que sonaban sobre México. Un puente invisible unía ambos países.
«Candela» fue la encargada de poner fin a este set de clásicos, donde el cubano aclaró que nunca dirá «Adiós«, cerrando solamente con un «Hasta pronto». Pero el entusiasmo de la audiencia lo trajo de vuelta para un último baile. “Guantanamera” fue el cierre perfecto para una noche mágica. Eliades, con su sombrero inseparable, miró al público con cariño y enorme agradecimiento, junto a sus acompañantes en el escenario reafirmando ese mensaje para dar fin a la noche, con la promesa de volver.
Texto: Roy Arce Foto: Luis Gómez Sandi «Lags»