*Después de 47 años de trayectoria, la agrupación oriunda de Fresnillo Zacatecas, dice adiós ante un estadio Akron hasta el tope
Un legado imprescindible dentro de la música popular en México es sin duda la música de Los Temerarios. Adolfo y Gustavo Ángel han sabido mantener a flote por casi cinco décadas a la agrupación fresnillense, misma que se está despidiendo con una gira que comprende a los EE.UU, México y Centro América, y que se acerca a las 50 fechas por el momento, el sábado pasado, 08 de junio, la sede sería Guadalajara y esto fue lo que sucedió.
Con un sold out, prácticamente anunciado con días de anterioridad, miles de personas comenzaron a circular desde temprana hora a las afueras del Estadio Akrón, familias completas con las características banditas en la frente y playeras alusivas a quienes protagonizarán la velada, para muchos más importante de su vida, clongomeraban las filas y los stands de alimentos, horas antes de darse el encuentro.
Adentro, la espera se hacía eterna, mientras el estadio no lograba llenarse a la hora acordada, dieron precisamente las 21:55h, cuando las luces se apagaron. “La mujer que soñe”, comenzó a escucharse, no solo en las voces de los tapatíos, sino en gente de dentro y fuera de la República Mexicana, que entonaban a todo pulmón, uno de los himnos temerenses que sería el opening perfecto mientras los músicos se acomodaban en sus posiciones para dar comienzo a la despedida.
Un intro instrumental dio la bienvenida a los hermanos Gustavo y Adolfo, quienes, al centro del escenario, se dieron un abrazo fraternal, despertando la emoción de los 35 mil asistentes que ya abarrotaban todo el recinto. “Enamorado de ti”, “Tu infame engaño” y “Una tarde fue”, fungió como trilogía inicial, antes de que Gustavo tomara el micrófono dirigiendo: «Buenas noches, Guadalajara, reciban una cordial bienvenida de parte de sus servidores, esto hasta parece una final de futbol. Qué recibimiento tan efusivo con tantas sonrisas que alcanzamos a ver desde aquí; esto es fascinante, es algo increíble estar en este precioso estadio de las Chivas. Muchas gracias por estar aquí», destacando los 47 años desde que iniciaron, cediendo la palabra a su hermano Adolfo, quien con una emoción desbordada en la garganta, mencionó: » Venimos a despedirnos, esta es una velada especial para todos ustedes, para que tengan un recuerdo especial. Vamos a abrir el corazón», erizando a todos y prosiguiendo con el bolero “Como te recuerdo”, la cumbia “Cómo quisiera volver” y rematando esta tercia con la ranchera “Ya me voy para siempre”.
La desgarradora “Tú última canción” sonó monumental, una vez que “El Temerario Mayor” mencionara que la compuso al asimilar el final de una relación. Las ochenteras “Dímelo” y “Sólo te quiero a ti”, llenaban de recuerdos y se notaba en el canto de sus seguidores. Gustavo recordó sus años gloriosos en el extinto Río Nilo y agradeció a la gente que viajó para venir a verlos: EE.UU, Guatemala, El Salvador y un sin fin de municipios de Jalisco, fueron los privilegiados; por su parte Adolfo se encargó de saludar a sus amigos, entre ellos al ex futbolista Saturnino Cardoso, continuando el repertorio con «Si tú te vas», «Luz de luna», «Te hice mal» y «Ven porque te necesito», destacando que la escribió cuando tenía 17 años. Gritos desesperados se dieron en «Acepta mi error» y «Porque te conocí», sin dejar de lado éxitos de los mexicanos Vicente Fernández en «Qué de raro tiene» y a Juan Gabriel en «La diferencia».
Después del bolero «Mi alma reclama», Gustavo comenzó a juguetear con las aficiones “Arriba las Chivas”, sin dejar de complacer a los rojinegros, pero haciendo énfasis en que él le va al Cruz Azul, y recalcar que de todos modos estaban en el Estadio de las Chivas.
“Eres un sueño” anunciaba el final, pero tras catorce años de no pisar escenarios jaliscienses, era imposible que el dueto romántico se negara a complacer a su fiel legión, derretida y regocijada con los clásicos himnos “Sí quiero volver”, “Te quiero” y “Mi vida eres tú”, dejando satisfecho al ente que abarrotó las salidas como si fueran barras de futbol entonado los coros más representativos de toda su historia.
Texto: Eduardo Roel Fotos: Luis Gómez Sandi «Lags»