*Steve Hackett deslumbró con su virtuosismo en las cuerdas al Teatro Diana, refrendando su posición como leyenda
La noche del miércoles 17 de abril, el Teatro Diana recibió de nueva cuenta a Steve Hackett con un concierto que reflejó la dualidad de este genio compositor abordando su etapa como solista y la de integrante de Genesis, banda en la que alineó durante siete años.
Acompañado de Roger King, Rob Townsend, Nad Sylan, Jonas Reingold y Craig Blundell, Hackett arrancó el encuentro con temas de su más reciente producción como «People of the Smoke», «Circo Inferno» y «These Passing Clouds» , un intricado conjunto de armonías, arpegios, requintos y voces, con notas largas que sonaron magistralmente dejando en claro que la habilidad melódica del británico sigue más que intacta.
Siguieron, en una sucesión de fusiones rítmicas y géneros, «The Devil´s Cathedral», «Every Day», «A Tower Struck Down» y «Basic Instincts», tema en el que Jonas Reingold embelesó con un asombroso solo de bajo, temas que fueron alternándose en una espiral progresiva hasta cerrar con «Camino Royale» y «Shadow of the Hierophant», al termino de la cual el guitarrista británico invitó a tomarse un descanso de veinte minutos antes de continuar con las segunda parte del concierto.
La segunda mitad fue una vuelta de timón hacia Foxtrot, el cuarto disco de estudio de Genesis, una ambiciosa hazaña melódica que logró convertirse, a través de un profundo sincretismo entre el rock progresivo, pop rock, folk rock, rock sinfónico y hasta ciertos guiños a la ópera rock, en una obra maestra de la banda y que fue ejecutada en su totalidad, desde «Watcher of the skies» hasta los 23 minutos de la mítica «Supper´s Ready», la canción más larga de la banda, con todos sus vericuetos rítmicos con la virtuosa voz de Nad Sylan. Al final el público, luego del trance melódico, se desvivió en aplausos de pie.
Cuando todo parecía haber terminado, la banda regresó con un encore que hiso estallar el júbilo ya de por si incontrolable, y cerró con «Firth of Fifth», un enérgico solo de batería por parte de Craig Blundell y «Los Endos» al final de la cual el público no pudo resistir más y se avalanzó a la orilla del escenario para acercarse a la banda y encontrarse con un Steve Hackett visiblemente agradecido saludando y firmando autógrafos. Y no era de asombrarse, pues esa noche el Hackett demostró y se convenció con la entrega del auditorio que sigue siendo un referente ineludible entre las leyendas de la guitarra en la historia del rock.
Texto y fotos: Luis Gómez Sandi «Lags»