*En la mágica noche del viernes 3 de noviembre, el C3 Stage se convirtió en el epicentro de una experiencia musical inolvidable
Las luces tenues y el murmullo expectante de la audiencia anticipaban la llegada de Boy Harsher, el dúo icónico del dark wave y electropop que se presentaría por primera vez en tierras tapatías. Con un lleno casi total, la atmósfera en el recinto estaba cargada de emoción y electricidad por lo que prometía ser un concierto épico.
El concierto fue mucho más que una presentación musical; fue un ritual en el que los seguidores de Boy Harsher se sumergieron en su universo sonoro y visual. Con una puesta en escena impactante, el escenario se llenó de luces hipnóticas, lo que añadió una dimensión adicional a la experiencia. La voz enigmática de Jae Matthews y los ritmos pulsantes de Augustus Muller llevaron a la audiencia a un viaje emocional y sensorial único.
La complicidad entre la banda y sus seguidores se hizo evidente en cada momento, creando un vínculo emocional que hizo que el concierto se sintiera como una celebración compartida. La química entre Boy Harsher y su público trascendió lo común, convirtiendo la noche en una experiencia de comunión a través de la música. El evento se convirtió en un testimonio de la capacidad de la música para conectar a las personas en un espacio donde la oscuridad y la electrónica se entrelazaron de manera mágica.
En resumen, la noche en la que Boy Harsher hechizó el C3 Stage quedará grabada en la memoria de todos los presentes. Con un ambiente único e inigualable, la banda reafirmó su estatus como uno de los pilares de la música electrónica actual y dejó una profunda impresión en todos los corazones presentes en esa noche mágica.
Texto: Samantha Alcalde Fotos: Isaac Anaya