*Opeth estremeció el Guanamor Teatro Estudio con la maestría de su metal progresivo escandinavo.
Opeth es una gran banda que privó de su presencia a Guadalajara por seis largos años. Sin embargo, la racha se rompió el día de ayer, pero ahora pisó el Guanamor Teatro Estudio, en lugar del emblemático C3 Stage, para celebrar treinta años de carrera artística. Lo notable de esta noche fue la respuesta de un público que desde hace años pedía volver a ver a Opeth en la ciudad, tanto así que el evento estuvo muy concurrido.
Para los afortunados que lo vieron fue un acontecimiento increíble que no se puede catalogar o comparar con nada reciente. Los suecos dieron cátedra de cómo debe de ser el metal progresivo con un set que emprendió un viaje por trece canciones, una por cada uno de sus trece discos de estudio.
En cuanto las canciones seleccionadas, el público tuvo la fortuna de escuchar “Ghost of Perdition”, una de las favoritas de la audiencia, “Demon of the Fall”, “Eternal Rains Will Come” entre otras y el cierre no pudo haber sido con otra más que “Deliverance”, esa oda a la perfección de doce minutos que a más de uno prendió para brincar o hacer slam.
Algo a destacar fue que Miguelito Åkerfeldt, como le gritaban sus aferrados fans, se veía emocionado de volver a la ciudad y, sobre todo, tocar en un lugar tan acogedor como es el Guanamor. Una noche redonda que dejó satisfechos a todos con el virtuosismo como gran protagonista.
Texto: Maria Arteaga Foto: Christian Ferenc
Texto por Maria Arteaga
Foto por Christian Ferenc