*Los Espíritus estremecieron el Foro Independencia con su regreso demostrando que siguen y seguirán vigentes por mucho tiempo.
Parece que después de su última presentación en Guadalajara hace un par de años, Los Espíritus simplemente han mejorado como un buen vino; la aguardientosa voz de Prietto nos rasca en lo más profundo del corazón, le pone letra a la cotidianidad y nos da la capacidad de ver nuestros problemas a los ojos para aguantarles la mirada.
La presentación del jueves 10 de noviembre en el Foro Independencia es curiosa por que se respiran otros aires,; los buenos tiempos reinan de nuevo, quizá no son lo mismo que antes, pero reunirnos y cantar al unísono es lo único que necesitamos para sentirnos abrazados por todos los que compartimos durante esta temporada de soledad los mismos sentimientos; alegrías, corajes y tristezas. Los Espíritus fueron parte importante de todo esto; esperar semanalmente el lanzamiento de un nuevo episodio de Sancocho Stereo fue lo que nos motivaba y alegraba, regalitos que nos dejaban en el camino para guiarnos y darnos a entender que la salida no estaba muy lejos, ver reunidos estos singles reunidos en un disco de estudio es esa liberación, son Los Espíritus diciéndonos que está «Todo Bien».
Libres de grabaciones o sintetizadores, el viaje fue guiado por el cascabel de la serpiente; la presentación nos introdujo en un paraíso desértico rocoso, en el que la luz nos ciega, las aguilillas vuelan sobre nosotros y el calor se siente húmedo en nuestra piel. El ritmo del bajo nos dio la fuerza en la espalda para seguir sin caer, caminando bajo el intenso fragor de la guitarra y su estruendoso reverb que no nos permitía abrir los ojos para verla de frente. La caminata, cansada pero nunca larga nos introdujo en una noche estrellada, fría y seca, donde las notas del blues nos helaron el sudor y poco a poco nuestros ojos se abrieron para ver frente a nosotros a la mujer que nos acompañó durante todo este viaje. Tan hermosa y brillante como siempre, «La Luna» se levantó frente a nuestro rostro y en ella reconocimos todos nuestros cambios y matices a lo largo de tanto tiempo ¡Vamos a la Luna! junto a nosotros, como un espejismo nocturno, vimos como se levantaron a nuestro alrededor cientos de espíritus, todos viendo hacia el cielo, anhelando ese hermoso rostro pálido, deseando salir de aquel desierto para no volver más, cantando con todo el pecho, para hacer valer todas la veces que tuvimos que hacerlo en silencio, sonando juntos como una sola alma.
Las estrellas brillaban como cada golpe de las congas y la batería, llenaron el firmamento para terminar nuestro viaje por este desierto que creíamos solitario, escuchar el cascabeleo nos hizo ver el suelo nuevamente, el viaje logró culminar una misión que duró varios años en concretarse, nos unió como una sola alma, nos hizo aprender el verdadero significado de que “Los buenos tiempos siempre necesitarán a los malos tiempos para considerarse buenos tiempos”
Texto y fotos: Isaac Anaya