El gran compositor italiano Ludovico Einaudi se presentó en el Teatro Diana y transportó al público en un viaje melódico que disfrutó cada minuto de las cerca de dos horas que duró.
La noche del viernes 10 de junio se dio por fin la tan esperada velada de la mano del magno pianista y compositor Ludovico Einaudi, con el escenario del Teatro Diana como escaparate, quien nos llevó en un bello viaje a través de su trayectoria discográfica con motivo de su Underwater Tour.
Los lugares se fueron llenando poco a poco con personas de todas las edades. Tras una ligera lluvia y obras públicas cerca del recinto que generaron tráfico para llegar a tiempo, el venue se llenó con un ligero retraso, pero con máxima expectación a lo que viviríamos en ese momento. El escenario estuvo cubierto por un velo transparente por delante de la escenografía e instrumentos donde se proyectaban imágenes alusivas al mar, como burbujas o medusas que se paseaban por el lugar. En punto de las 20:47 hrs, llegó el momento en que apareció el músico y se acomodó frente a su piano. Oculto tras el velo y con cierta transparencia de las imágenes proyectadas en él, se lograba percibir tímidamente al pianista que inició este recorrido desde su más reciente trabajo sonoro. En segundos el lugar quedó completamente a oscuras, únicamente viendo las escenas del mar y las primeras notas que bañaban nuestros oídos; el silencio fue total, algunas tímidas pantallas de celulares se dejaron ver, intentando dejar testimonio del momento; el auditorio quedó conectado con la música a tal grado que se escuchaban con facilidad los pasos de quienes aún intentaban encontrar a su lugar para sentarse.
Tras las primeras melodías, Ludovico Einaudi por fin volteó hacia el público para agradecer la compañía y atención recibida con un ligero gesto de manos antes de continuar con su virtuosa interpretación. Tras los primeros temas que interpretó en sólo, se incorporó un dueto de cuerdas conformado por un violín y un violonchelo, que dieron más textura y fuerza a las notas que cubrían al teatro. Uno de los temas dio la pauta para tener «banda» completa con la incorporación de las percusiones y, tras las cuales, el velo que cubría a los músicos cayó para dejarlos ver por completo, con una luz tenue que iluminaba sus lugares. Al fin, el compositor se levantó para dirigirse al público, saludar y presentar a los músicos que lo acompañaron durante la noche, todo esto en un fluido español enfatizando la empatía con su gente.
Tema tras tema, los pasajeros de este viaje escucharon atentamente, en ocasiones cerrando los ojos y pidiendo silencio al más ligero murmullo. Tras lo vivido, el show se convirtió en una hermosa experiencia donde los conocedores de su música así como sus acompañantes, lograron disfrutar de un concierto irrepetible que llenó de paz y tranquilidad a cada uno de los asistentes. Al término de la presentación, los seguidores del italiano comenzaron a corear la tan conocida petición «¡otra, otra!», tras lo cual, Ludovico Einaudi regresó para entregar un tema adicional desde su piano, con el que se despidió y agradeció a todos los asistentes que no dudaron en brindarle una extensa ovación de pie y felicitar a los músicos por tan excelente presentación
Les dejamos una pequeña probada del inolvidable encuentro con Ludovico Einaudi.
Texto: Roy Arce Fotografía/Video: Luis Gómez Sandi «LAGS»