Camilo nos regaló millones de sonrisas

El cantautor colombiano más querido en Latinoamérica, aterrizó en Guadalajara para presentar su nueva gira «De adentro pa’ fuera tour» y fue todo un éxito

La energía que embriaga las instalaciones del Auditorio Telmex algunas veces es muy sutil, pero horas antes de la presentación de tan esperado artista, la emoción era palpable en cada individuo que cruzaba las puertas del recinto. Una ola de asistentes arribó a los pasillos, las filas para ingresar eran gigantescas y la pasión de las niñas no se hizo esperar coreando cada canción mientras esperaban su turno para entrar; otros, compraban bebidas junto a sus acompañantes para disfrutar al máximo la anhelada noche.

A las 20:15 hrs. sonó la tercera llamada, provocando escalofríos de emoción y chillidos de felicidad. María Becerra, con su cálida voz y su melodía rítmica, puso en ambiente a todos los presentes mientras los músicos se preparaban en sus posiciones. Un parpadeo de luces moradas dio pie al cambio de canción, la voz de Eva Luna resonó en las bocinas con “Refugio”, su más reciente sencillo. De nuevo, la iluminación morada parpadeó antes de transformarse en azul, transmitiendo tranquilidad, libertad y armonía. Un destello blanco se centró en un tambor pintado a mano lleno de colores que decoraba el escenario. Con un par de acordes, Camilo entró en acción con vestimenta blanca y ligera, además, pudimos percatarnos de que iba cómodamente descalzo. Se ubicó detrás del tambor, tocó un par de veces el instrumento antes de comenzar con una velada prometedora y fantástica. “KESI” despertó a la multitud que hasta ese momento brincó de sus asientos y encendió sus celulares mientras en las pantallas se proyectaban múltiples colores. “Ropa Cara” cambió drásticamente la melodía mutando a un reggaetón más lento.  “¿Cómo están Guadalajara?”-gritó Camilo, sonriéndole a su público y a modo de reverencia, agradeció a todos los presentes. “Favorito” desató la euforia de los fans.

Con la bandera tricolor coloreando las pantallas, “Pesadilla” fue una invitación para bailar al ritmo de la famosa coreografía que, tan sólo en cinco meses, se convirtió en una de las canciones más utilizadas en la plataforma de Tiktok.  Después de una bienvenida llena de emociones y ritmos peculiares, el intérprete se detuvo a mirar a su público y, sin poder evitarlo, lloró de felicidad al mirar el auditorio abarrotado en su primera fecha en la ciudad.

“Es la primera vez que estoy en Guadalajara”- comentó con la voz entre cortada. Limpiándose las lágrimas, invitó a sus músicos a sentarse con él en el filo del escenario. Presentó a cada uno de ellos dándoles el lugar que merecían dentro del espectáculo comentando que, sin ellos, no sería posible recorrer cada ciudad y dar un show tan especial.  “¡Qué viva México!”- gritó entusiasmado; los acordes de “La mitad” le pusieron la piel chinita a más de uno. Con la audiencia cantando al unísono y a todo pulmón de principio a fin, quedó claro que el dueto con Christian Nodal era uno de los favoritos.

Los músicos regresaron a sus puestos y, a excepción de ellos, Camilo siguió sentado en el filo, cerquita de sus fans. “Cuando uno tiene el corazón roto, la mente dice mentiras… sí tienes el corazón roto o arrugadito, enciende la luz de tu celular…” Sorprendentemente, gran parte del auditorio se iluminó. “Son muchas luces, pero, les tengo una noticia, el dolor que están sintiendo es temporal, va a pasar, no están solos” después del discurso melancólico “Manos de tijera” provocó que los presentes derramaran una que otra lágrima.

Dejando atrás el momento sensible, con mucha emoción, el colombiano le dio la bienvenida a su esposa Eva Luna, con quien compartió el escenario para cantar “Por primera vez” enloqueciendo a los fans por tan grata sorpresa. El símbolo de la tribu brilló en las pantallas de color rojo y unas flores coloridas adornaron su alrededor. “Beso, beso, beso” gritaban los fans. Después de complacerlos, prosiguieron con “Machu Picchu” y Eva Luna se despidió de la audiencia. “Un aplauso para Eva Luna, mi esposa, la mamá de mi hija” comentó emocionado. Al ritmo de “Buenos días” tomó una pequeña cámara y comenzó a grabar a los fans, las más pequeñas que se proyectaron en las pantallas lloraron emocionadas y gritaron con toda el alma, felices por la sorpresa. Chocando su mano con el público de la primera fila, el cantante robó un celular y grabó parte del concierto antes de regresar el móvil.

“Guadalajara, no hace falta nada sí estás tú…” El sonido de los aplausos era una maravilla. “La boca” “Desconocidos” “No te vayas” y “Millones” fueron algunos de sus grandes éxitos que engalanaron el show.

Camino a la recta final, parado en medio del escenario y con una guitarra entre sus manos, pidió al público que guardaran sus celulares y que se regalaran ese momento, que dejaran los vídeos para más tarde. Dio la primicia de que su nuevo álbum “De adentro pa’ fuera”, como el nombre de su actual gira, saldría en septiembre del presente año y precisamente quería cantarles la canción que representaba el tour.

“Dile que hay alguien que llegó a tu vida, pero ojalá que sea mentira porque sí es así, aunque ya me mataste, me vuelvo a morir”.

Después del segundo momento más melancólico de la noche, Camilo  sorprendió a todos con la presencia de MATISSE, la agrupación mexicana de pop más aclamada del momento. Juntos cantaron “Primer avión” y deleitaron a todos con sus exquisitas voces.

“Pegao”, su más reciente sencillo y que ya es todo un éxito, fue aclamado por toda la audiencia que bailó y cantó contagiada por el ritmo y la energía que irradiaba el colombiano. Para cerrar con broche de oro, Eva Luna regresó para finalizar con “Índigo” su última colaboración juntos con la cual dieron a conocer la llegada de su primera hija.

Sin duda, Camilo se robó el corazón de todos los tapatíos, demostró porque es uno de los favoritos en todo el continente y contagió a los espectadores con su buena vibra. Pocos artistas son tan entregados a su público y él, desnudándose ante ellos, dejó todo en el escenario del Auditorio Telmex

Texto: Andrea Reyes                                                  Fotografía: Juan Álvarez