El Puente de las Damas se ha convertido en la nueva atracción de la ciudad por su historia y no sólo por ser un puente enterrado bajo sus calles.
La historia cuenta que a finales del siglo XVIII un grupo de mujeres católicas que tenían por guía espiritual al obispo Fray Antonio Alcalde, acudían con fe todos los días a venerar al Cristo del lado sur de la ciudad. Tenían que recorrer un camino largo y arduo, así que mandaron construir un puente para visitar a su rey sin interrupción alguna. Esa fue la solución arquitectónica para conectar dos zonas de la ciudad y no tener inconvenientes con el río. Durante el siglo XIX las construcciones se apoderaron de Guadalajara y el puente fue sepultado.
En el barrio de Mexicaltzingo se narraba este suceso como leyenda porque las personas aseguraban que, a las tres de la mañana, se escuchaban susurros de mujeres rezándole a su salvador. Actualmente, es una pieza clave en la historia de Guadalajara porque en 2016 se comprobó la existencia del puente y comenzaron con su reestructuración para convertirlo en museo.
La infraestructura cuenta con iluminación y unas maquetas lúdicas con las que podemos recrear el puente en los años que fue construido. Además, el artista tapatío Rodo Padilla fue parte de la creación y diseño de todo lo que podemos encontrar en el recorrido. Al estilo del escultor, una dama del siglo XVIII tallada en bronce nos espera en la última sala para ser fotografiada y ser parte de las selfies de los turistas.
El acceso es gratuito para todo el público, podemos visitarlo de martes a domingo de las 09:00 a las 18:00 horas. El recorrido dura aproximadamente 20 minutos y el acceso es limitado por grupos de quince personas.
Texto: Andrea Reyes