Texto: JAVIER ZEPEDA
Fotos: ANDRÉS AMEZCUA
Después de una tarde lluviosa, el Foro Independencia se preparó el 13 de julio para alinear cuatro bandas de corte hardcore punk. El cartel estaba formado por tres agrupaciones mexicanas y, como platillo principal, los británicos de Basement. Para la escena local era un show muy esperado puesto que aparecían dos de las bandas más activas de la escena jalisciense: Malastare y Veritas, ambas cargadas con fuertes dosis de decibelios; además de que la espera para ver de nuevo a Apocalipsis había cesado una vez terminada su larga pausa alejados de los escenarios. Dicen que después de la tormenta viene la calma, y bastaba mirar el ambiente para preverlo; no era para menos, pues Basement tocaba por primera vez en tierras tapatías y los jóvenes fans lo agradecían llegando puntuales a la cita.
Dio inicio Malastare. Esta banda mezcla elementos que van desde el hardcore punk hasta el crust punk; además de ser reconocidos por tocar con un volumen a full; puro ruido, como dicen ellos. Su set fue corto: 20 minutos bien concisos de música rápida, sonidos graves y gritos enfurecidos. Durante su acto anunciaron que paraban temporalmente sin especificar razones. Solo nos resta esperar verlos de regreso más delante, ya que es una de esas bandas que hacen fuerte la escena underground local.
Continuó Veritas exponiendo su hardcore melódico. Llevaban apenas unos segundos cuando su vocalista Héctor, hizo estallar la garganta con suma potencia con ese timbre agudo que le caracteriza. Algo común de esta agrupación es escuchar las palabras de su frontman con mensajes que invitan a la unidad y esta ocasión no fue la excepción. El vocalista hizo un llamado para cuidarse los unos a los otros debido a la ausencia de seguridad que vive México desde hace muchos ayeres y que se agrava día con día, gobierno tras gobierno. Durante su participación se fueron elevando los ánimos y su última canción se cantó desde el pit con ayuda de su fiel público.
Tocó el turno de Apocalipsis. Es difícil darle nombre a lo que hace musicalmente este trío. Su sonido es progresivo, así como instrumental acompasado con arpegios acústicos que terminan por estallar en oscuros guitarrazos. También alternan efectos sobre todo en el bajo que simulan sintetizadores, dándole con ello una atmósfera siniestra a sus melodías. Su música podría ser la ideal para un buen filme de terror. El show fue hipnotizante, tal es así que parecía que la batería era una extensión más del cuerpo del bataco, una verdadera relación simbiótica entre músico e instrumento en la que se hacía palpable la concentración y el sentimiento por parte de éste. Las progresiones también eran visuales. Fue sin duda el acto con más duración en el evento.
Después de una triada de bandas potentes fue el turno para Basement. Alrededor de 300 personas tomaron sus lugares una vez que los británicos se subieron al escenario. Entre los asistentes se miraban esas brechas generacionales entre 30-añeros y 18-añeros. El quinteto ofreció un set muy variado que pasó por el punk melódico, el rock alternativo, skate punk, pop punk y su toque más característico: rock de garage. No empezaba la primera canción cuando el público conocedor, la muchachada (y no tan muchachada) se dejó venir hacia el escenario de un húmedo Foro Independencia para presenciar a los estelares. Los asistentes bailaron, saltaron, hicieron crowd surfing, entonaron las canciones de inicio a fin. El frontman lució su voz impecable, con una entonación excelsa. El slam y las olas humanas estuvieron presentes al compás de cada hit. La energía y los sudores desbordaron a lo largo de la velada. El único ‘pero’ fueron los poco más de 45 minutos que tocaron los británicos y su desangelado cierre, ya que lamentablemente para algunxs fue abrupto y sin endcore. Sin embargo, nos queda pensar en este excelente año que está siendo tan activo en este tipo de conciertos, y lo que nos esperan aún.
Dejamos algunas tomas para que revivan este gran show: