El director Peter Jackson regresa a las pantallas con la segunda parte de la trilogía de El Hobbit, presentando una cinta dramática, entretenida y consistente, que supera por mucho a la primer parte.
La historia retoma prácticamente donde concluyó la primera, con la banda de héroes en camino a enfrentar al dragón Smaug y recuperar la ciudad que por derecho les pertenece, y al igual que en la primera parte, en el camino se encontrarán con una serie de obstáculos y peligros que complicaran su misión.
Donde radica la fuerza de esta secuela es que el director realiza una cinta más corta que la anterior (aunque sólo son 8 minutos) que se enfoca en los personajes y el universo que habitan, sin volverse auto indulgente y banal (sé que el director Peter Jackson esta leyendo esta reseña, así que me permito darle las gracias por no obligarnos a escuchar a hobbits, enanos o ardillas cantando como la ultima vez, gracias en verdad), por lo que esta secuela resulta una mejor cinta prácticamente en todos los aspectos.
Además de verse beneficiada por este cambio de ritmo, la cinta cuenta con muy buenas actuaciones de parte de todo el elenco, con las nuevas adiciones encajando perfectamente en el universo creado, en particular Benedict Cumberbatch como el dragón Smaug y hasta los personajes que no sirven de nada para la trama y solo hacen fan service (sí, me refiero a Orlando Bloom como Legolas).
Hablando de Cumberbatch, el encuentro con Smaug es por mucho la mejor parte del film, en gran medida debido a su actuación, ya que crea un personaje vivo y carismático, pero también intimidante, a pesar de sufrir de los defectos de la mayoría de los personajes de estas películas, donde los buenos son muy buenos y los malos son muy malos. Todo esto para llega un clímax que si bien se siente un poco abrupto es mucho mejor que los finales de las otras cintas, incluyendo El Señor de los Anillos (spoilers por primera vez, la película no acaba con gente caminando al horizonte, con dudas en su mente y esperanza en el corazón). La música la pueden juzgar ustedes mismos escuchando la banda sonora en el siguiente enlace.
Texto: David Navarro:
Todo esto hace que El Hobbit: La Desolación de Smaug sea una película ampliamente recomendable, menos larga que las anteriores, pero más fuerte y concisa, que evita los excesos, en aras de lograr una mejor obra.